Cuadernos de otros cursos

miércoles, 3 de diciembre de 2008

La ganadería en Tecate Baja California: El toro cebú y su vinculación con el entorno local

Por Alfredo Ochoa Alamos


“Cuando me muera, como te agradecería
que pusieras en mi tumba, dos botellas
de mezcal…”
[1]


Introducción

Este proyecto, tiene como propósito principal, conocer los antecedentes históricos de la ganadería en la ciudad y municipio de Tecate Baja California, desde su concesión en 1833 hasta la actualidad, además analizar a grandes rasgos las características biológicas particulares del toro cebú, sus usos en la ganadería, costumbres y prácticas culturales en torno a esta especie; así como su vinculación y arraigo en las rancherías locales.
Tecate, es el cuarto municipio del Estado de Baja California, colinda al oeste con el municipio de Tijuana, al este con Mexicali y al sur con Ensenada, al norte limita con los Estados Unidos, específicamente con las poblaciones de Tecate California (Tecatito) y Dulzura, pertenecientes al condado de San Diego. La geografía y clima de Tecate, son muy característicos, ya que posee un clima conocido comúnmente como “mediterráneo”, pues se sitúa dentro de la franja del mar Mediterráneo ocasionando condiciones climáticas similares en los lugares que se encuentran dentro de esta línea alrededor del mundo. Las lluvias son escasas y su temporada es en el mes de enero; es decir durante el invierno, su clima es contrastante y extremoso, pues en los meses de diciembre a mayo se llegan a registrar bajas temperaturas acompañadas por nieve, agua nieve o granizo, mientras que en el verano se registran temperaturas muy altas. Estas condiciones climáticas se acentúan aun más, ya que Tecate se encuentra en una cañada, “cercada” por una de las montañas más representativas y sagradas para la comunidad indígena kumiai: el Cuchumá. El municipio, a pesar de no contar con ríos visibles, cuenta con corrientes subterráneas; su agua es rica en minerales y la forma principal de obtención es por medio de pozos. Por las condiciones antes descritas, las prácticas ganaderas pueden llegar a dificultarse en algunas temporadas del año, por ello, algunas especies se adaptan más que otras a las condiciones geográficas del municipio. El toro cebú, es un ejemplo de ello.

El toro cebú, es una especie que tuvo gran arraigo en España desde antes de la conquista, llegó a América en tiempos de la colonia y aun en nuestros días tiene una presencia importante en el centro y sur del continente americano. El cebú es un mamífero bovino parecido al buey, caracterizado por tener sobre el lomo una o dos jorobas, se caracteriza por ser de la familia de los rumiantes, y por sus prominentes cuernos formados por una prominencia del hueso frontal y una envoltura córnea. Por sus características propias, le permiten fácilmente adaptarse al medio y condiciones climáticas locales.
Considero que el toro cebú y la ganadería local, llegan a formar parte del patrimonio cultural del municipio de Tecate, pues ha formado parte importante en la historia del mismo y en el desarrollo de las actividades económicas de la ciudad a través de los años y las diferentes épocas. Esta especie, se inserta dentro del contexto de la ganadería, llegando a tener un gran significado ya sea histórico o emocional para todos aquellos pobladores de antaño y sus descendientes porque sus vidas se vieron y se han visto inmersas en este tipo de prácticas ganaderas. Tecate, es una ciudad con gran tradición ganadera, incluso, el escudo de armas del municipio, llegó a incluir la imagen del toro cebú en el frente inferior izquierdo, por considerársele elemento representativo de la ciudad. Motivos por los cuales, considero importante conocer y rescatar estos elementos que nos hablan de nuestro presente pero también de nuestro pasado.
Para mi, las prácticas ganaderas como tales y el toro cebú, a pesar de ser palpables y tangibles, considero que pertenecen al tipo de patrimonio intangible, ya que su desarrollo se ha efectuado no solamente tocándolo, comercializándolo o en las prácticas ganaderas como el rodeo y el herraje, sino en gran medida se ha preservado en el imaginario de la población, siendo uno de los referentes identitarios sociales locales más clásicos, creando un concepto muy particular de ellos, que en ocasiones podría parecer hasta romántico.
Antecedentes históricos

5 de mayo de 1926

Posterior a la Independencia de México respecto a España, en 1821, comenzó en la región de las Californias el proceso de secularización de las tierras misionales, que se intensificó con más fuerza después de la promulgación de la Constitución general de 1824; dicha secularización se llevó a cabo entre los años de 1822 a 1833, aproximadamente, por considerarse como concluida la labor misional[2] con los diferentes grupos indígenas del país. Los pocos ranchos existentes en manos de ex soldados que prestaron servicio en los presidios y misiones, comenzaron a consolidarse; algunos otros, comenzaron a formarse en las regiones más productivas y fértiles del actual norte de Baja California. Hacia 1830, un grupo político, militar y económico de gran importancia, situado en San Diego, entre los que encontramos a los Machado y Arguello, comenzó a solicitar predios en los municipios de Tijuana, Tecate, Ensenada y Rosarito, específicamente en los sitios donde se encontraban las misiones, ya que, como se mencionó anteriormente con el proceso de secularización, las tierras misionales comenzaron a concesionarse a diferentes personas, que así lo solicitaban. Es de esta manera que en 1833, Juan Bandini, obtiene del gobernador José María Echeandía, la concesión de la cañada de Tecate, para la agricultura, cría de ganado y la plantación de árboles frutales[3], concediéndole para tales fines cinco sitios de ganado mayor. Bandini, solicitó a la misión de San Diego un pie de cría de ganado e inició un proceso de transformación del lugar de tierras de indígenas salvajes (kumiai) a poblado a través de dos ejes; el primero de ellos el de la agricultura y el segundo el de la ganadería. Según menciona la Maestra Bibiana Santiago:

“El ganado era la más importante de las actividades económicas de los rancheros; la carne era la comida principal; con las pieles hacían sillas, zapatos y hasta bisagras; los cuernos daban protección coronando las bardas de adobe del pueblo de San Diego. La vía de comercio era con los mercaderes de los barcos que llegaban al puerto de San Diego procedentes de Boston. Las embarcaciones regresaban con cueros de ganado después de desembarcar perfumes, zapatos, bandas de seda, rebozos, ropa de lana y utensilios.” [4]

A partir de 1848, principalmente, a raíz de la fiebre del oro en California (Estados Unidos), muchos rancheros que se dedicaban a la cría y producción de ganado, fueron ampliamente beneficiados de este fenómeno conocido como los placeres de oro, ya que, los campos mineros comenzaron a demandar carne[5] en grandes cantidades, así como varios productos que son derivados del ganado vacuno. En este tiempo, además del rancho de los Bandini, se crearon algunos otros en Vallecitos, Valle de las Palmas, Nejí, Jacumé, San Valentín, Tanamá, Las Juntas y San Rafael, y donde los nombres de Jorge Ryerson, Rafael Serano, los hermanos Gilbert, y las familias Adams y González, se hicieron presentes en la actividad ganadera regional (Cabe destacar que varios de los ranchos y familias propietarias de los mismos, actualmente siguen poseyendo dichas propiedades y desarrollando actividades ganaderas, además de que su apellido son de gran renombre por su amplia tradición ganadera). Tal fue el impacto de la demanda de ganado, que para 1856, según se muestra en una relación regional de criadores de ganado vacuno en el Partido Norte de la Baja California, Juan Bandini tenía en su poder 800 cabezas de ganado, mientras que ganaderos como Jorge Ryerson contaban con 2, 500 cabezas de ganado, lo que me hace suponer, el gran auge ganadero y la demanda de esta actividad económica, durante la segunda mitad del siglo XIX.

Pasada la fiebre del oro en California, se encontraron algunas vetas en el Partido Norte, entre las que destacan Real del Castillo y Tanamá, motivos por los cuales, los rancheros tecatenses siguieron comercializando sus productos y ganado sin ningún problema, además, pese al establecimiento de la nueva frontera entre México y los Estados Unidos posterior al Tratado de Guadalupe Hidalgo en 1848, los lazos familiares, económicos y comerciales, se encontraban estrechamente vinculados de uno y del otro lado de la frontera, por ello, se siguieron entablando compra ventas principalmente con el Puerto de San Diego.

Toro Cebú

Consideraciones finales


Sin duda alguna, las ganadería dejó y ha dejado de convertirse sólo en una parte de la actividad económica tradicional, sino que al pasar de los años, se ha ido transformando y enriqueciendo, pues posee un arraigo sumamente importante en esta ciudad y municipio. Esta actividad vive, convive y se preserva día a día, no sólo en los ranchos mencionados anteriormente, sino que se afirma y se presume en los bailes, bodas y quince años, en los desfiles y actos cívicos, y en fin en cualquier actividad social y cotidiana. Esta cultura ganadera es palpable, esta cultura donde los pantalones de mezclilla son Wrangler, se usa texana, y camisa de cuadros, sin faltar el cinto pitiado, y la hebilla de plata; que entre más grande sea, demuestra el respeto al campo y al ganado, pues constituye la fuente de vida e ingresos personales y familiares.


La ganadería, es una imagen muy frecuente en la ciudad de Tecate, esta imagen, se ha quedado grabada en la memoria social y sin duda alguna seguirá haciendo historia. Las prácticas ganaderas a la par con el toro cebú, son una fusión de elementos que no pueden y no deben dejar de lado al vaquero, quien es el encargado de transmitir este conocimiento a los más jóvenes; donde el amor a la persona amada se canta con la flor de capomo, de Carlos y José, la tristeza, el dolor y la soledad con no hay novedad, de Los cadetes de Linares y la nostalgia del pasado se recuerda con la botella, siempre y cuando sea la versión de Miguel y Miguel. Los amigos se reencuentran alrededor de la fogata, la barbacoa y la carne asada; los recuerdos surgen con el frío de las tecates, los niños se divierten con los potrillos y las mujeres confeccionan vestidos que serán usados por los jóvenes en los bailes de cuadrillas. La escena familiar se ve completada con los amigos, que debajo del olivo o el encino, alrededor de las pacas de alfalfa, se dan cita para escuchar al taca taca, es decir al conjunto norteño, quienes son los encargados de amenizar el encuentro con cruz de olvido o tragos amargos, y donde el silencio se verá rasgado por el acordeón y el bajo sexto.

La figura del toro cebú reúne a familiares y amigos, a propios y extraños, se le respeta y agradece, se le cuida y alimenta y junto con los demás animales del corral, constituyen un referente cultural con el cual varios vecinos de la ciudad nos podemos identificar e incluso sentir orgullosos.


Escudo de la ciudad de Tecate


[1] Araujo, Felipe Bermejo, La botella. Interpretada por Miguel y Miguel, 2004.
[2] León Velasco, Lucila del C. y Magañana Mancillas, Mario A., "El periodo misional, 1697-1849", en Samaniego López Marco Antonio (coord.), Breve Historia de Baja California, UABC, 2006.
[3] Ramírez López, Jorge, "Tecate", en Piñera Ramírez, David (coord.), Panorama Histórico de Baja California, Centro de Investigaciones Históricas UABC, 1983.
[4] Santiago Guerrero, Bibiana L., La gente al pie del Cuchumá; memoria histórica de Tecate, Instituto de Investigaciones Históricas UABC y Fundación La Puerta A.C., 2005.
[5] Jesús Ruíz, María, "Aspectos económicos en el Partido Norte, 1849-1888", en Velásquez Morales, Catalina (coord), Baja California; un presente con historia, tomo 1, Instituto de Investigaciones Históricas, UABC, 2002.

Bibliografía
1. Espinoza Valle, Víctor Alejandro, Don Crispín; una crónica fronteriza, Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, Instituto de Cultura de Baja California, México, 2001.
2. Jesús Ruíz, María, “Aspectos económicos en el Partido Norte, 1849-1888”, en Velásquez Morales, Catalina (coord), Baja California; un presente con historia, tomo 1, Instituto de Investigaciones Históricas, UABC, 2002.
3. León Velasco, Lucila del C. y Magañana Mancillas, Mario A., “El periodo misional, 1697-1849”, en Samaniego López Marco Antonio (coord.), Breve Historia de Baja California, UABC, 2006.
4. Ramírez López, Jorge, “Tecate”, en Piñera Ramírez, David (coord.), Panorama Histórico de Baja California, Centro de Investigaciones Históricas UABC, 1983.
5. Santiago Guerrero, Bibiana L., La gente al pie del Cuchumá; memoria histórica de Tecate, Instituto de Investigaciones Históricas UABC y Fundación La Puerta A.C., 2005.

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